El extranjero

Muy buenas tardes a todos, el otro día tuve la ocasión de leer un fragmento de la novela escrita por el Nobel de Literatura de 1957 Albert Camus, El extranjero, fue la primera que publicó y lo hizo en 1942. Esta obra suele asociarse a la filosofía del absurdo y al existencialismo, aunque Camus siempre se distanció de esta última etiqueta. El protagonista, Meursault, es un francés argelino indiferente a la realidad que le rodea por resultarle absurda e inabordable, por lo cual se constituye en un "extranjero" dentro de lo que debería ser su propio entorno. 

La obra de Camus advierte sobre el hombre que está siendo creado. Es una denuncia frente a una sociedad que olvida al individuo. Fue premonitorio respecto al ciudadano occidental que se encontrará la sociedad tras la II Guerra Mundial.

Camus escribió una obra provocadora en cuyo trasfondo aparece el rostro desgarrado de una Europa herida y violentada por dos guerras mundiales. Pintó una historia gris donde el paisaje está oscurecido por la extirpación de cualquier pasión o voluntad del hombre.

Meursault es el personaje que encarna ese sentimiento de profunda apatía por todo lo que le rodea haciéndose de manera más ostensible en la actitud ante la muerte de su madre.

Meursault personifica la carencia de valores del hombre, degradado por el absurdo de su propio destino, ni el matrimonio, ni la amistad, ni la superación personal, ni la muerte de una madre... nada tenía la suficiente importancia ya que la angustia existencial de este antihéroe inundaba todo su ser. Así su ateísmo estaba justificado, la vida no tenía ningún sentido fuera de uno mismo, la confianza en fuerzas externas a él mismo le producía una sensación de caída hacia el abismo de lo incierto. La búsqueda de la felicidad no se hallaba en esa religión, ni en la confianza en una sociedad cuyos mecanismos y leyes son desconocidos al individuo, la felicidad se encontraba en uno mismo, en la seguridad de la propia existencia, en la conciencia de ser y cuyo fin es el mismo conocimiento del ser.

Meursault se transforma así en un extranjero que juzga y remueve los fantasmas de una sociedad angustiada, cuya moral, carente de sentido, regula la vida de un todo social. Esa moral que condena a muerte de igual manera a un hombre que no llora la muerte de una madre que a un asesino, esa muerte que resulta ser la única opción posible para consumar la búsqueda de la propia existencia.

Uno de los ejemplos más claro es el del fragmento que leí y que os he puesto a continuación, el el Meursault se ve indiferente ante la muerte de su madre al no recordar el día de su muerte, o al final intenta evitar la conversación con un militar cuando este le pregunta que si venia de lejos y el simplemente le respondió con un simple ·si", lo que nos da a entender que para el, el la sociedad y las cosas importantes como la muerte de un familiar le resulta indiferente y prefiere no hacer hincapié en nada relacionado con ello.  

El Extranjero

Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: «Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias.» Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer.
El asilo de ancianos está en Marengo, a ochenta kilómetros de Argel. Tomaré el autobús a las dos y llegaré por la tarde. De esa manera podré velarla, y regresaré mañana por la noche. Pedí dos días de licencia a mi patrón y no pudo negármelos ante una excusa semejante. Pero no parecía satisfecho. Llegué a decirle: «No es culpa mía.» No me respondió. Pensé entonces que no debía haberle dicho esto. Al fin y al cabo, no tenía por qué excusarme. Más bien le correspondía a él presentarme las condolencias. Pero lo hará sin duda pasado mañana, cuando me vea de luto. Por ahora, es un poco como si mamá no estuviera muerta. Después del entierro, por el contrario, será un asunto archivado y todo habrá adquirido aspecto más oficial.
Tomé el autobús a las dos. Hacía mucho calor. Comí en el restaurante de Celeste como de costumbre. Todos se condolieron mucho de mí, y Celeste me dijo: «Madre hay una sola.» Cuando partí, me acompañaron hasta la puerta. Me sentía un poco aturdido pues fue necesario que subiera hasta la habitación de Manuel para pedirle prestados una corbata negra y un brazal. El perdió a su tío hace unos meses.
Corrí para alcanzar el autobús. Me sentí adormecido sin duda por la prisa y la carrera, añadidas a los barquinazos, al olor a gasolina y a la reverberación del camino y del cielo. Dormí casi todo el trayecto. Y cuando desperté, estaba apoyado contra un militar que me sonrió y me preguntó si venía de lejos. Dije «sí» para no tener que hablar más. 

Esta novela llego a ser tan importante en la sociedad que en 1968 y de la mano del director Luchino Visconti se estreno una adaptación cinematográfica del libro, esta película la podéis encontrar en Filmin y dura 1hora y 45 minutos, también voy a un clip de la película para que podáis decidir si verla o no.










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