¿Una pesadilla puede ser real?

Hace más de un año que ocurrió el incidente que probablemente haya sido el más traumático de mi vida. Dicho incidente ocurrió la noche de un 12 de octubre. Esa noche me acosté, como de costumbre, a mi hora usual, las doce de la noche, pero cuando lo hice aún no sabía lo que pasaría unas horas más tarde. Yo estaba durmiendo plácidamente hasta que el sueño comenzó a torcerse convirtiéndose en una horrible pesadilla. Me desperté y conseguí salir de aquel bucle tan horroroso, pero rápidamente me di cuenta de que estaba sudando y cuando quise levantarme no pude. Entré en pánico y comencé a gritar, pero ningún sonido salió de mi boca. Comencé a preocuparme aún más y mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas que caían por mi cara sin descanso. Me sentía atrapado en mi propio cuerpo y sin tener ningún control sobre él. Al darme cuenta de que todo esto no tenía sentido y que no iba a poder moverme dejé de luchar, pero al mirar a la puerta de mi habitación vi cómo se abría lentamente con un crujido que no había tenido nunca. De repente vi como algo quería entrar e iba a hacerlo en breve. Me quedé paralizado mirando la puerta hasta que vi que no era una persona sin una sombra muy oscura, volví a intentar moverme para taparme con la sábana que había sobre mi cuerpo como había hecho siempre de pequeño, pero no pude. En ese momento solo podía observar como aquella sombra se acercaba a mí lentamente y aceptar mi destino. Aunque la sombra no tenía ojos, yo sentía como alguien me estaba observando y de repente escuché una voz que me llamaba, pensé que lo había imaginado hasta que esa misma voz me llamó nuevamente. No entendía nada, yo solamente quería moverme, salir de la cama y correr lo más lejos que pudiese pero por algún motivo no podía. Cerré los ojos y escuchando aún aquella voz femenina que intentaba contactar conmigo, conseguí volver a dormirme. Cuando desperté lo hice en una habitación totalmente blanca con muchas ventanas enormes y comprendí que no era la mía. Al verme abrir los ojos, dos personas se acercaron a mí llamándome. Reconocí la voz de la mujer, pues era la que me había estado llamando, pero lo veía todo borroso y no tenía claro quién era. Cuando pasaron algunos segundos el hombre me dio un vaso de agua y muy amablemente me pidió que lo  bebiera. Ya lo veía todo claro y pude darme cuenta de que aquella mujer era mi madre, que estaba tremendamente preocupada por lo sucedido pero también feliz porque yo hubiese despertado. El hombre era uno de los médicos. Mi madre me saludó y me dijo que iba a salir a hablar con el doctor unos minutos pero que ahora volvería, asentí con la cabeza y ambos salieron de la habitación, pero cuando yo pensaba que por fin todo había terminado miré hacia la izquierda y ví una cortina (de esas que sirven para separar a los pacientes) y vi de nuevo a ese ser, esa sombra que tanto disgusto me había provocado hacía apenas unos minutos y justo en ese momento comprendí que nada había acabado, sino que acababa de empezar.

Comentarios

Entradas populares